Este es un blog coral sobre Historia y todo lo que la rodea. Queremos difundir sus curiosidades y excelencias, todo aquello que nos llame la atención y que a otros les pueda ser desconocido. Si quieres participar, lee las bases.

divendres, 24 de juliol del 2009

Hatshepsut, toma 2




stábamos hablando de Hatshepsut hace unos días, de la reina que se erigió como faraón de Egipto. Quedaba claro que tenía derechos sobre el trono, era de buena familia pero, ¿cómo fue la cosa exactamente?

Hatshepsut fue la primogénita de Thutmosis I y Ah-Més Ta-Sherit, su esposa principal. Tuvo dos hermanas pequeñas, pero ningún hermano. Ahí empezaron los problemas, porque sí que tuvo un hermanastro pequeño, cuya madre, Mut-Nefert, era una concubina, con lo cual en un principio no tenía demasiados derechos al trono (salvo su sexo, claro). Este hermanastro sería el futuro Thutmosis II, con el que se casaría Hatshepsut, a pesar de haber bastante diferencia de edad. Si no hubiera existido este matrimonio, probablemente Thutmosis II no habría tenido bastante legitimidad para "reinar", era su hermanastra la que aportaba el linaje necesario para ello. No obstante, su padre, Thutmosis I, había preparado a conciencia a la joven tal y como se prepara al heredero del reino, tal vez previendo que el joven Thutmosis II no sobreviviera demasiados años.

De este matrimonio, en teoría, nacieron dos hijas: Neferu-Ra y Merit-Ra Hatshepsut. El "en teoría" está totalmente justificado, pues se sabe que Thutmosis II murió muy joven (su reinado no alcanzó los tres años y medio), la momia que se le atribuye muestra a un chico de unos 15 años, y haciendo cálculos resulta bastante complicado que fuera el padre de las dos chicas y además del futuro Thutmosis III. De lo cual se deduce que el papel de Thutmosis en la corte era más bien mínimo por cuestiones de edad, y que sería la misma Hatshepsut la que, actuando de regente pero con el poder fáctico, gobernaría. Sabiendo esto, entonces, ¿quién era el padre? Según los investigadores (pues recordemos que toda esta época es un ejercicio de reconstrucción continuo) las posibilidades giran en torno al mayordomo de la reina, Sen-en-Mut.

Sen-en-Mut con la pequeña Neferu-Ra.

La relación de estos dos personajes, Sen-en-Mut y Hatshepsut, fue larga y, en cuanto a lo político (que es lo realmente confirmado) muy fructífera. Ella fue puesta al cuidado de él siendo jovencita, y a partir de ese momento Sen-en-Mut se convirtió en su mano derecha y la ayudó a llegar del poder fáctico a ser faraón. Además, Neferu-Ra fue puesta a su cargo desde bien pequeña, apareciendo en todas las representaciones de los dos como verdaderos padre e hija. Desde luego, los textos son lo bastante ambiguos como para sospechar sobre su relación familiar. Si queremos hasta podemos ver un cuento de princesas en toda esta historia: si Sen-en-Mut hubiera sido de mejor alcurnia se habría podido casar con Hatshepsut y esta le habría convertido automáticamente en faraón. Al no existir esa posibilidad se pasó al modo clandestino, aunque siendo bastante evidente a la vez para todos.

En cuanto al paso de "reina-regente-con el poder fáctico" a "faraón" (así, con todas las letras), no se llegó hasta unos años después de la muerte de Thutmosis II. En cuanto este hubo muerto ella se proclamó regente, pues Thutmosis III no era más que un niño de teta. Poco a poco se fue creando una teogonía según la cual ella, Hatshepsut, era la hija de Amón, y había sido elegida por Thutmosis I para ser su heredera. Llegó hasta el punto de que, en el momento de coronarse faraón, fue este último el encargado de hacerlo (a pesar de llevar varios años muerto). De esta manera, apelando a sus orígenes, y adoptando un rol masculino, llegó a reinar durante casi veinte años. Todo parece indicar que la transición entre Hatshepsut y Thutmosis III se hizo de forma pacífica. Bien es cierto que no a toda la gente de la corte le gustaba el papel que estaba jugando Hatshepsut, pero oficialmente era el faraón Maat-Ka-Ra y nada parece indicar una sublevación por parte de nadie. Si se confirma la identidad de su momia entonces se confirmaría que murió por causas naturales alrededor de los 50 años.

Imagen recortada de Hatshepsut en Karnak.

En cuanto a la damnatio memoriae que sufrió, se ha demostrado que no sólo fue Thutmosis III el encargado de borrar su nombre, efigie y reinado de las listas reales, sino que posteriormente, en los reinados de Seti I y Ramsés II (ya en la dinastía XIX) también se dedicaron a borrar su recuerdo, y encima con mucha más saña. El porqué quizás se encuentre en la voluntad de estos dos faraones de legitimar su propia dinastía, negando que hubiera un linaje mucho más puro que el suyo. Mientras que Thutmosis III borró el recuerdo del faraón Maat-Ka-Ra, no borró el de la reina Hatshepsut, algo que debería eliminar la sed de venganza como el motivo que siempre le han atribuido.
Y, a pesar de todo, se la sigue recordando. ¿No es curiosa la Historia?

diumenge, 19 de juliol del 2009

Los antecedentes de Hatshepsut


Hay nombres que se van creando una fama y un mito alrededor, que acaban convirtiéndose más en una idea que en la persona que realmente fueron. Hay muchos ejemplos, sobre todo en la antigüedad, que hablan de batallas de millones de personas, de grandes guerreros que aniquilan ellos solos países enteros. Por eso, si alguien menciona a Hatsepsut en seguida vienen cuatro ideas generales sobre ella: fue la única faraón de Egipto. Se vestía de hombre. Usurpó el trono durante X años, y su nombre fue borrado para que fuera olvidado. Partamos de la base de que de una persona que vivió hace casi 4000 años, nunca sabremos nada extenso y con exactitud. Ya pueden descubrirse las cosas maravillosas que se puedan descubrir, ya le puede poner pasión el señor Hawass, lo que sea. Todo lo que encuentres será una versión sesgada, aun más difícil de contrastar si alguien le ha puesto empeño en que esa versión no sea recordada.

Representación de Hatshepsut con cuerpo de leona.

Pero hoy no nos vamos a centrar exactamente en la figura de Hatshepsut, sino en sus antecedentes, aquellas mujeres que antes que ella reinaron en Egipto, sobre todo las que le allanaron el camino en la dinastía XVIII para legitimarla en el poder. Para empezar tenemos a tres bastante desconocidas, que se pierden bastante en las listas reales (que no aportan mucha información):

- Net-Ikerty, llamada Nitocris por los griegos, reinó en la dinastía VI (2184- 2181 aC), aunque la información que nos ha llegado de ella es por parte de Manetón y Herodoto, lo cual hace no muy fiable los datos. Se sabe que se casó con su hermano Mer-en-Ra II, y que ocupó el trono a la muerte de este.
- Sobek-Neferu, reinó a finales de la XII dinastía y lo único que se sabe es que aparece en las listas reales, y fue hermana y esposa de Amen-em-Hat IV.
- En la dinastía XIX, Ta-Useret adoptó el nombre de Sat-Ra y reinó durante ocho años. Su caso se asemeja al de Hatsepsut, ya que su memoria fue perseguida.

Pero quizás las más importantes las encontramos en la misma dinastía XVIII, inmediatas predecesoras de Hatshepsut: Teti-Sheri, Iah-Hotep y Ah-Mes-Nefertary. La primera, Teti-Sheri, es de la que menos información se dispone, pero es la más reivindicada por la generaciones posteriores, sobre todo como madre fundadora de la dinastía, y a la que nunca le faltaran ofrendas funerarias.

Estela que representa a Ah-Mosis y Ah-Mes-Nefertary haciendo una ofrenda a Teti-Sheri.

En cuanto a Iah-Hotep, madre del faraón Ah-Mosis, demostró su poder cuando tuvo que asumir la regencia a la muerte de su marido Ka-Mose, en un momento en que la situación política era muy delicada gracias a la invasión de los hicsos, a los que parece que presentó batalla.
Sin embargo, será su hija Ah-Mes-Nefertary, la que acumulará más poder, no sólo real, sino religioso, asumiendo incluso el papel de “esposa del dios”, función que hará hereditaria. Ella será la creadora de una legitimidad dinástica que hasta ahora no existía, y en la que se basará su nieta Hatshepsut posteriormente para gobernar. Casada con su hermano Ah-Mosis, Ah-Mes-Nefertary controlaba la política del momento, atribuirá el título de “esposa del dios” (inexistente hasta entonces en el culto de Amón) a aquellas que quiera favorecer, entre ellas Hatshepsut, y apoyará la ascensión de faraones como Thutmosis I. Su momia nos muestra a una mujer de unos setenta años, que probablemente vivió lo suficiente como para controlar más de un reinado.

Por todos estos antecedentes familiares, que poco a poco le irán dando importancia a un linaje con clara ascendencia matrilineal, no se puede ver a Hatshepsut como una usurpadora oportunista que aprovechó un vacío de poder para sentarse en el trono, y lo justificó vistiéndose de hombre. No sólo había claros precedentes de otras reinas que habían ocupado el trono, sino que tenía aun más legitimidad que su hermanastro Thutmosis II (varios años menor, con el cual le habían casado). Durante su infancia se fue preparando poco a poco, no sólo con su abuela Ah-Mes-Nefertary, sino también con su padre Thutmosis I (del cual era la favorita), para ocupar el trono, acompañándolos en los rituales propios de una heredera.

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Fuentes:

BEDMAN, T; MARTÍN VALENTÍN, F. “Hatshepsut. De reina a faraón de Egipto”, La esfera de los libros, Madrid, 2009.

dijous, 16 de juliol del 2009

La nostalgia de Boeci i l’horitzó medieval

Teresa Moreno

'imperi romà acaba oficialment el 476. Tanmateix, els propis romans de l'època no van sentir-ho així. El 477, a Roma, les termes funcionaven, encara hi havia curses al amfiteatre i els senadors feien política o es dedicaven a l'otium.

Què havia canviat el 477?
Aquell any, Odoacre, rei bàrbar, va dominar el sud de la península itàlica, inclosa la "Roma invicta" que ja havia sigut saquejada per Alaric el 410. Els bàrbars s'apoderaven del que quedava del gran imperi occidental, mentre l'oriental, el que sempre ha importat, on hi havia la riquesa i el poder, aconseguia integrar els invasors i romanitzar-los.

A Occident, els invasors vencen, però no convencen. Se’ls odia per violents, bàrbars i per ser arrians i no cristians. Aquests, que venien buscant el somni romà, cada cop se senten més elit, més germànics, aïllats en el poder i sense possibilitats reals d’integració. Això porta directament a la creació de regnes germànics i no mixtos i a la dissolució de l’Imperi occidental.

Mentrestant, els senadors continuen en el seu somni on no deixen entrar als bàrbars. Abans de la desfeta d’Odoacre, Roma continua sent la reserva de pagans de l’Imperi, es continua encunyant moneda romana amb la lloba capitolina i s’estudia a Ciceró des de les grans vil·les rurals dels potentats senadors.

Després d’aquestes invasions, els senadors continuen en el seu món clarament romà, però les coses canvien acceleradament. Les comunicacions es trenquen, es fan cada cop més locals, així com els territoris que controlen. El cristianisme es fa fort en la inestabilitat, i els senadors cada cop s’aboquen més a l’episcopat mentre la cultura llatina, signe de distinció social, és cada cop més restringida i elitista.

Il·lustració de Boeci

Boeci, l’últim romà
Anici Manli Severí Boeci, fill del seu temps, és un dels molts romans de bona família (de la que descendeixen dos papes i diversos emperadors). Boeci és culte, el seu pare s’havia educat a Alexandria, potser ell mateix va estudiar a Atenes.

Tanmateix, en dues generacions tot havia canviat, i els cònsols de l’època, com el propi Boeci o els seus fills, han de fer un pacte amb els invasors: a canvi de la protecció que l’exèrcit romà ja no els pot donar, ells s’encarreguen de romanitzar la cort i l’administració germànica. Potser no s’integraran, però podran mantenir les formes institucionals. I Boeci treballarà a la cort de Teodoric, situada a Ravenna i no a Roma, una ciutat que seria difícil de controlar i que a diferència de Ravenna no permet un fàcil accés al mar Adriàtic, clau de la porta de l’Imperi Romà d’Orient.

És llavors quan Boeci és empresonat, probablement acusat injustament, i executat poc després. Però no ens entristim. Gràcies a la mala sort, Boeci escriu el seu millor llibre, el que marcarà la pauta de tota la filosofia medieval: De consolatione Philosophiae, la consolació de la filosofia. Boeci ja havia fet molts intents de recuperar els antics coneixements de Plató i Aristòtil al llatí, i gràcies a ell algunes d’aquestes obres es conserven. A més, Boeci marca tota la lògica medieval a través dels seus estudis.

Però és en aquell llibre on Boeci arriba a la fama, on es lamenta de la mala fortuna i busca refugi en la filosofia, personificada en una dona, que intenta explicar-li perquè el destí es comporta així amb els justos. La felicitat consisteix en repudiar els béns d’aquest món, en la més pura línia estoicista, represa llargament pels cristians medievals. Alhora, malgrat que no és l’únic a utilitzar la imatge de la roda de la fortuna, sí és qui la transmet al món medieval.

Boeci plora la seva fortuna, i amb ell, la fortuna d’un món que ja no tornarà. Ell ho ha entès: el món llatinoromà s’enfonsa, les obres es perden, els senadors no tardaran a desaparèixer absorbits pel poder episcopal. Els germànics són ara el futur. A ell només li queda observar, continuar amb la filosofia esperant trobar la pròpia felicitat. D’aquest home autènticament romà neix l’edat mitjana, època de transformació i canvi, en què la cerca del seu passat llatí es mescla amb la creació d’un món nou, d’una societat completament diferent que arriba fins avui en dia. Els medievals saben amb Boeci que aquell món és irrecuperable, i que si volen posseir-lo en part, hauran de seure a les espatlles dels gegants.

Boeci a la presó
il·lustració a De consolatione philosophiae

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Fonts:

BROWN, P., El mundo en la antigüedad tardía. De Marco Aurelio a Mahoma, ed. Taurus, 1989.
RÉMONDON, Roger, La crisis del Imperio romano. De marco Aurelio a Anastasio, Nueva Clio, 1984.
GIBBON, Edward, Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano, ed. Turner, 2006.

dimecres, 8 de juliol del 2009

Noticias de verano

Me hace mucha gracia cuando sale alguna noticia relacionada con la Historia, porque es como un "ei, que seguimos haciendo cosas" al público por parte de los historiadores (o lo que sea). La mayoría de veces no nos hacen mucho caso, queda como una anécdota en la sección de cultura, o como un relleno para los meses de verano. Si no mirad las periódicas noticias sobre Atapuerca que van saliendo.

El lunes salió precisamente la noticia de que la Biblia más antigua conocida se puede consultar ahora on-line. El Codex Sinaiticus, descubierto en 1844 en un monasterio del Sinaí (hence the name), está escrito en griego, y parece que ni el orden ni la cantidad de libros corresponden con los que componen hoy la Biblia. Nada de lo que asombrarse tampoco, vamos. Aquí información más extensa. Personalmente, lo que más me llama la atención es que estas iniciativas vengan casi siempre de Inglaterra. ¡Qué envidia les tengo!

Y si no, fijáos en esta otra noticia de hace un par de semanas. Un libro de cocina del siglo XV que también se publica on-line (aunque reconozco que he sido incapaz de encontrarlo, igual aún no se ha hecho público), también en Inglaterra. ¿No es curiosa la manera que tienen de aprovechar las nuevas tecnologías? Aunque seguramente sea más curiosa nuestra manera de NO aprovecharlas. El libro en cuestión, por cierto, es un recetario de la época de Ricardo II, aunque conforme a la época, la mayoría de recetas consisten en un listado de ingredientes, sin especificar cantidades y muchas veces ni los pasos a seguir. Si os gusta esto de reproducir platos antiguos, la revista Món Medieval incluye en cada uno de sus números una receta y su adaptación contemporánea, todo con ingredientes quizás más cercanos geográficamente.

dijous, 2 de juliol del 2009

2 de mayo de 1808, Madrid

Jordi Juárez Jiménez

He acabado recientemente Un día de cólera de Pérez-Reverte (2007) y aprovechando esto me gustaría aportar mi granito de arena a este proyecto, que merece todo mi reconocimiento y apoyo, mediante esta sencilla valoración que, vaya por delante, esta escrita desde una afición nada docta a la lectura y a la historia.

Un día de cólera arranca la mañana del 2 de mayo de 1808 en un Madrid que es capital de un reino sin rey, gobernado por una junta inoperante y en el que los “aliados” franceses en la guerra contra Inglaterra se comportan prácticamente como tropas de ocupación bajo el mando de Joachim Murat, Gran Duque de Berg y lugarteniente de Napoleón en España. La obra narra los acontecimientos ocurridos durante ese día en el que los ciudadanos de a pie, sin apenas ayuda de militares profesionales, pusieron en jaque al mejor ejercito de Europa y pone nombres y apellidos a buena parte de los madrileños que lucharon y murieron (bien durante los combates, bien durante la posterior represión francesa) ese día. Si bien Un día de cólera es una obra básicamente coral, la historia de Luis Daoiz, capitán de artillería, y la resistencia que organizó en el parque de artillería de Monteleón junto con su amigo y camarada Pedro Velarde, llenan buena parte de las 400 páginas del libro y realmente nos da a conocer a dos figuras que, al menos para mí, eran totalmente desconocidas.

Muerte de Daoiz y Velarde en la defensa del

Parque de Monteleón, por Manuel Castellano.

Creo que la definición de Un día de cólera bien podría ser, y a falta de una definición técnica, la de “un relato documental ”, ya que, si bien en muchos momentos estamos ante un libro que recuerda a Stalingrado (Beevor, 1998) y de hecho comparte con este libro un “defecto”, creo yo, como es que algunos párrafos se convierten simplemente relaciones de nombres y oficios, la obra que nos ocupa pretende ser mas un relato que una descripción y por tanto su lectura es mucho mas amena. El narrador objetivo esta presente ámpliamente y recuerda al de los documentales de televisión, pero se torna en omnisciente en algunos momentos, sobretodo cuando se centra en la figura de Daoiz.

Pérez-Reverte consigue mezclar, en mi opinión, sus dotes de narrador con su experiencia como reportero de guerra y hacer de este libro un texto que ni es historia ni es novela, pero que interesa como aquella y engancha como esta, por lo que, dejando de lado las cuestiones de estilo, que soy completamente incapaz de valorar, y filias personales (yo reconozco que soy Pérez-Revertista precoz) creo que Un día de cólera es un buen relato que nos ayuda a conocer un episodio de la historia de España que, fuera de Madrid, no se si es realmente conocido. También quisiera recomendar el artículo “Una intifada de navaja y macetazo” publicado en El País.